Anoche no podía conciliar el sueño. Fue extraño porque si bien había dormido hasta tarde, el haber atendido a tres pacientes de un tiro terminó por agotarme en la noche, llegando a bajar el primer capítulo de la tercera temporada de Lost (debería dedicarle un posteo aparte a mi nueva adicción) para después acostarme.
De todas maneras no podía cerrar los ojos y quedarme dormido. Hipoteticé las causas como buen psicólogo clínico. No había tomado café, pero quizás haber estado frente a la pantalla del computador había excitado mis neuronas y me mantenía hiper alerta.
Música... pensé, tomando el pendrive y enchufándome los audífonos. Me puse a escuchar a The Killers que es mi banda de turno (su último disco Sam's Town está buenísimo), pero no había caso, pues seguía despierto.
Empecé a explorar más canciones para encontrar una que me apaciguara y terminé dando con mi querida Optimistic, del KID A, gran disco de Radiohead. Hacía tiempo que no la escuchaba, con su final casi cinematográfico y sus letras oscuras. Finalmente logré que me atrapara el sueño, recordando que toda la tarde había intentado inyectar de optimismo a quienes había atendido esa tarde, intentando abrir puertas de esperanza, regalando instancias de alivio. Yo acababa de encontrar lo mío, había abierto una puerta para mí... la que me abría Thom Yorke y mis siempre vívidos deseos de que mañana será un día mejor.